martes, 17 de junio de 2008

Fiesta nacional.

Han pasado por mis pupilas numerosas noticias de telediario de la uno que enajenaron mis tardas neuronas para hacer el intento de ponerlas a escribir. Aun así, una razón (culpemos a la pereza que no podrá defenderse) ha hecho que no me ponga las pilas y dé rienda suelta a los dedos de mis manos. Pasaron los días de excelente inspiración con los que iluminé alguna noche y, como siempre, se fueron sin avisar...

En los últimos días he pasado por acostumbradas despedidas y delirios con profesionales y grandes personas, he leído y presenciado un número de chorradas alarmante y he pedido más mimitos de los que acostumbro tener.


Pero hay algo, que no quiero quedar sepultado entre el tráfico y el ruido de los viajes, es algo tan antiguo y tan menospreciable como: las corridas taurinas que llenan las plazas de toros españolas de feria en feria como la noria o la tómbola, pero en el caso del toreo, como si de un arte se tratase.
Yo, como persona que soy, sin más derechos sobre ninguna otra, respeto (comparta, o no) y acepto todas aquellas diversiones y gustos de las gentes del mundo, pero la dirección cambia cuando en la práctica de dicho entretenimiento se desarrollan actos irrespetuosos y humillantes sobre un animal, en el caso del toreo, que es a lo que me estoy refiriendo.
Exaltan a los toreros como dioses, como artistas. Son valientes, dicen. Yo, desde mi punto de vista, no he encontrado ningún significado de la palabra valiente donde se defina a un torero como profesión, y veo una relación inescrutable entre ambas.

Amantes de los toreros (no de los toros, que son los protas por ser matados, ya que lo que importa es cómo los mates o cómo los remates), que llegan a comparar en una triste defensa de ésto, la matanza de animales como alimento humano. Usan adjetivos como emocionante y excepcional, que varían en la forma de contarlo, pero no afectan la verdad o mi verdad.
Sería muy gracioso que por cada animal muerto por consumo alimentario liáramos tal parafernalia, además de que, no es precisamente la carne lo vistoso y presumible de un toro o de una corrida. El toro, es el muñeco sobre el que se infligen los daños mientras todos aclaman y vitorean al primoroso torero, y no es ningún animal para morir en ninguna plaza de circo, son los humanos los que los obligan a nacer para morir de esta forma, cuidando los detalles y buscando la bravura para después hacerse los fuertes.

España, es el país del toreo, con el que se nos conoce y se nos marca, que, para muchos, será una denominación de origen y una marca de lo más puro, para mí es una lacra.
Son muchas las pelas que mueven el mundo de los toreros, mucho el fanatismo y poca la razón.
Pero una vez más, la razón y los que no se pueden defender de verdad, es lo que menos importa.







Perdonen la falta de ganas y pasen un buen verano.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

sí lo he leido no es demasiado largo tiens razón jeje
no me voy a aprar a excribir más de lo mismo está claro que los toreros y todos sus seguidores son gilipoyas y punto
a tomar por culo
que te veo dentor de un rato
te quiero

Unknown dijo...

Yo prefiero llamarlo fiesta NAZI-onal...

creo que no necesito dar mas opiniones no?

jajja


un saludo!

mens transtorná in corpore pudrio dijo...

yo de chico quería ser torero pero tu madre no me dejo,es mi frustración...incluso más gorda de conocer que las nueces no las cogían chip y chop de debajo del suelo

daños y perjuicios dijo...

Y yo de chica no quería ser torera pero sin embargo me trague infinidad de corridas televisadas, tengo que reconocer que me gustaban en parte hasta que empezaban a linchar al toro pero... eso está ahí y habrá gente que le guste y otras que lo detesten, yo respeto a todos pero no me gustan los fanatismos ni de un lado ni del otro.
Lo pillas con tus cosquillas?

Anónimo dijo...

es k si.. el k inventase ls toros tenia k se un pakete
k se ubiese fijao n los romanos esos si k sabian ace fiestas ai cn las peleas d gladiadores tirando cristianos a los leones eso si keran fiestas y duraban la vida y alli tos los romanos borraxo asta el cesar madre mia k fiestaka

Anónimo dijo...

Pero una vez más, la razón y los que no se pueden defender de verdad, es lo que menos importa.

Vas bn vas bien. jaja

En el fondo me gusta tu blog.Pero hay muchas familias q dependen de las corridas.Yo creo q siempre se encuentra unas solución, hay muchos trabajos para hacer.Educar en el respeto a la naturaleza seria una buena asignatura q podrian impartir los ganaderos que crian estos animales.Pero esq ciudadania tiene una magia especial.


Y aunq sea extremista a aquellos q me aseguran q estos toros solo viven para este tipo de "fiesta" yo reitero que prefiero la extinción a la tortura

Ala! me voy a postear a tu madre antes de q m toke comer altramuzes jaja

Rafa dijo...

no hay que ser extremista. Como dice Carmen, el toreo da de comer a muchas familias.
Si fueramos todos asi de extremistas, la marihuana desaparecería del mundo porque va matando poco a poco a más del 50% de la juventud, los móviles se destruirían para que no tuvieramos cánceres en la cabeza, el petróleo dejaria de utilizarse para que se acabara la contaminación, etc., pero desde hace un par de décadas todos somos muy progres y gritamos "libertad, libertad, libertad", al igual que somos los más ecologistas de la historia (wow). Pues bien, yo odio los toros, pero si a mi me jode ver cómo matan a un animal, a ellos le joden ver cómo se mata un chaval fumando (y las dos cosas son completamente legales).
En las últimas elecciones yo tuve opción de votar al famoso partido antitaurino, pero... ¿para qué? ¿para tirar un voto a la basura? No tenían un programa, sólo tenían el nombre.
Quiero escribir poquito, por eso sólo digo que si algo no está prohibido o ilegalizado es porque una mayoría de la población lo quiere, y como vivimos en una democracia, hay que saber (o aprender) a respetarlo.

Bareto dijo...

No a los toros, ni a los toreros ni a las corridas